Food cost: qué es y cómo calcularlo fácilmente

Gestionar un negocio de hostelería implica controlar una serie de métricas que permiten conocer la rentabilidad real de cada plato que se sirve. Entre esas métricas destaca el food cost, un indicador clave que refleja qué porcentaje del precio de venta corresponde al coste de los ingredientes utilizados en una receta.

Calcular correctamente este valor es esencial para mantener el equilibrio entre la calidad del producto que se ofrece al cliente y la viabilidad económica del restaurante. Para ello, desde Gestor de Cocina, te explicamos en este artículo, qué es exactamente el food cost, cómo calcularlo paso a paso y qué variables pueden influir en su resultado.

¿En qué consiste el food cost?

El food cost (o coste de alimentos) es un porcentaje que indica cuánto representa el precio de los ingredientes respecto al valor final por el que se vende un plato. Este dato permite evaluar si una receta es económicamente viable o si se está invirtiendo demasiado en su preparación, afectando los márgenes de ganancia.

Un food cost elevado puede ser señal de problemas en la compra de productos, errores en el escandallo, desperdicios excesivos, o una estrategia de precios poco ajustada.

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Además de ser un indicador, este cálculo se convierte en una herramienta de gestión para fijar precios, mejorar la rentabilidad de la cocina y tomar decisiones informadas sobre compras y diseño de menú.

¿Cómo se calcula el food cost?

La fórmula básica para determinar el food cost es la siguiente:

Porcentaje de food cost = (Coste total de los ingredientes utilizados ÷ Precio de venta al público) × 100

Por ejemplo: si preparar un plato cuesta 10 € en ingredientes y se vende a 15 €, el food cost será:

(10/15) x 100 = 66,66 %

Este cálculo debe hacerse tanto para cada receta de forma individual como para tener una visión general del coste medio del menú completo.

Variables que influyen en el food cost

Aunque la fórmula es simple, existen múltiples factores que pueden hacer que el porcentaje final varíe:

  • Precio de los ingredientes: las subidas o bajadas del mercado impactan directamente en los costes. Utilizar productos de temporada o de proximidad suele ser una opción más rentable.
  • Desperdicio de alimentos: una gestión deficiente del inventario o la producción puede generar residuos que aumentan los costes sin aportar valor.
  • Tamaño de las raciones: porciones mal calibradas elevan el gasto en materia prima. La clave está en combinar la satisfacción del cliente con una adecuada optimización de los costes.
  • Técnicas de cocinado: algunos métodos como la fritura o la cocción a la brasa pueden implicar un mayor consumo de recursos, lo que incrementa el coste final si no se refleja adecuadamente en el precio.
  • Fallos al fijar precios: si no se consideran todos los costes (directos e indirectos) al poner precio a un plato, puede que los márgenes no sean sostenibles.

Claves para reducir el food cost sin perder calidad

Optimizar el food cost no significa recortar en calidad, sino aplicar una gestión más inteligente:

  1. Analiza el menú: identifica los platos menos rentables y busca alternativas con ingredientes más accesibles o que generen menos desperdicio.
  2. Estandariza las recetas: así se asegura consistencia en la preparación y un control más preciso sobre las cantidades utilizadas.
  3. Establece acuerdos con tus proveedores: Una buena relación comercial puede ayudarte a conseguir tarifas más competitivas o facilidades en los plazos de pago.
  4. Minimiza las mermas: Implementa prácticas de aprovechamiento y mejora la gestión del stock para reducir al máximo las pérdidas innecesarias.
  5. Forma a tu equipo: una cocina bien entrenada, sabe cómo trabajar con precisión y sin desperdicios.

¿Cuál es el food cost adecuado?

Aunque varía según el estilo de cocina o formato del negocio, lo habitual es mantener el food cost entre el 25 % y el 35 %. Los restaurantes de alta cocina pueden permitirse un food cost mayor, siempre que el ticket medio y la propuesta de valor lo justifiquen. Por el contrario, en negocios de comida rápida se busca mantenerlo lo más bajo posible para maximizar beneficios.

Lo importante es que el food cost esté alineado con el modelo de negocio, la estrategia de precios y los gastos operativos generales (como salarios, alquileres o suministros).

En definitiva, el food cost es una herramienta fundamental en la gestión gastronómica. Comprender su cálculo, conocer los factores que le afectan y aplicar estrategias para optimizarlo puede suponer la diferencia entre un negocio rentable y uno que no lo es. Y lo mejor: puedes hacerlo sin comprometer la calidad de lo que ofreces a tus clientes.

Desde Gestor de Cocina, esperamos que esté artículo te haya resultado útil. Nosotros nos despedimos, pero volveremos con más entradas para el blog. ¡Hasta pronto!

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